El impronunciable nombre completo de este pintor y grabador holandés era, Rembrandt Harmenszoon Van Rijn, quien es considerado uno de los mayores maestros barrocos de la pintura y el grabado, no solo de Holanda, sino de todo el mundo entero. Sus aportes a la pintura se dieron en lo que se conoce como la edad de oro de Holanda, es decir aquel momento de pleno auge de su cultura, ciencia y comercio, y un influyente poderío político.
En pocos años, Rembrandt se convirtió en el maestro de casi la mayoría de los pintores holandeses que recién comenzaban, ya que sus pinturas tenían mucha fama y prestigio dentro de ese país. Entre los mayores logros de este artista, se encuentran los increíbles retratos que hizo para sus contemporáneos, sus autorretratos, junto con las escenas bíblicas plasmadas en un lienzo.
Con respecto a sus autorretratos siempre se lo puede ver con una mirada simple, y bastante humilde, además de sincera, de una persona que logró plasmar mediante colores y un pincel, su propia biografía. Además Rembrandt poseía grandes conocimientos sobre la iconografía clásica, lo cual por supuesto que lo solía plasmar en sus grabados, pero con su interpretación libre para ajustarla a su propia experiencia.
En cuanto al número de sus obras, muchos estudios estimaron que poseía unas 600 pinturas, 400 grabados, y mas de 2.000 dibujos. Sin embargo otros estudios mas recientes realizados por el Proyecto de Investigación Rembrandt, y coordinados por varios expertos holandeses, aseguran que ese número es mas reducido, es decir unas 300 pinturas solamente.
Sea como sea, este gran artista fusionó con grandes éxitos lo corpóreo con lo espiritual, y logró plasmar ese resultado en los cuadros y grabados. Es por ello que muchos consideran a Rebrandt como uno de los grandes profetas de la civilización.
