Revolución es sinónimo de cambios, de grandes e importantes cambios. Por eso se puede entender de esta manera al proceso que protagonizaron los alumnos universitarios hace 92 años atrás, gracias a lo cual, la enseñanza universitaria pública sufrió importantes transformaciones positivas para toda la sociedad.
En el presente no se puede comprender el ámbito educativo, sin remitir a este pasado que sin duda, marcó un antes y un después en la sociedad argentina, y abrió las puertas de la universidad a las clases mas bajas. Las clases medias en la Argentina cuentan hoy en día con muchas mas posibilidades de acceso a la educación universitaria, producto de esos grandes cambios que se produjeron en dicho ámbito gracias a la Reforma Universitaria de 1918.
Antes de esa fecha, solo existían tres universidades en la Argentina (Córdoba, Buenos Aires y La Plata), que estaban absolutamente dominadas por la Iglesia, que determinaba los programas a seguir, y cuyo acceso se restringía a las clases dominantes casi exclusivamente. Esto sin contar que los cargos docentes se heredaban de padres a hijos y que la enseñanza no tenía nada que ver con un modelo nacional, ya que los profesores estaban completamente influenciados por ciudades europeas como Paris y Londres.
Es por esto que se crean los Centros de Estudiantes, que luego de idas y vueltas, marchas y represión, gritos y oídos sordos, lograron ser escuchados, y finalmente en la ciudad de Córdoba se aprueba la reforma universitaria, que entre otras cosas posibilitó la apertura de cátedras paralelas, la docencia libre, y la extensión universitaria, entre otras.
Pero tal como se puede apreciar en la actualidad, sin dudas, el cambio mas importante producido por esta “rebelión reformista de 1918” fue la inclusión de las clases sociales mas bajas en el ámbito universitario.
