El artista Joan Miró Ferra, considerado como uno de los mas importantes representantes del surrealismo, reflejó con sus obras su interés por el subconsciente, por su país, y por todo lo relacionado a lo infantil. Desde un principio se enmarcó en una corriente heredera del cubismo de los fauves y de los expresionistas, pero luego pasó a una pintura mas naif. Sin embargo, luego de atravesar varias etapas, su obra se vuelve mucho mas soñadora o alucinada, siguiendo la línea general del surrealismo, por lo cual decide incorporarse a este movimiento, luego de su estancia en París, que sin duda, influyó mucho en este cambio.
Existen escritos de entrevistas, en los que se asegura que el artista quería acabar con los estilos de pintura convencionales reinantes en ese momentos, mas precisamente su intención era “asesinarlos o violarlos”. De esta manera anhelaba pertenecer a una expresión que fuese contemporánea, para no doblegarse a su exigencia y a su estética ni siquiera a sus lazos surrealistas.
Una de sus pinturas mas importantes y mas reconocidas en el imundo entero fue “Carnaval de arlequín”, la cual es absolutamente surrealista y arrancó su éxito en la exposición de carácter colectivo denominada “Peinture surrealiste ” de la galería Pierre a finales del año 1925. Mas tarde en entre el año 1928 y el 30, se comenzaron a hacer mucho mas evidentes las diferencias dentro del propio grupo surrealista, por lo cual Miró, quien ya estaba transitando una etapa mucho mas individualista, se alejó casi por completo de este selecto grupo de artistas existentes en esta época.
Uno de sus mas grandes proyectos se dio cuando en 1975 crea la fundación Joan Miró en Barcelona. Esta entidad era un centro cultural y artístico cuyo fin era difundir crear las nuevas tendencias del arte contemporáneo.
