Siglo XIX: Surgen nuevas formas de energía

Los motores de combustión interna supusieron un enorme cambio en los transportes y en lo cultura del ser humano

Como sabemos, para que cualquier industria funcione debe ser dotada de una fuente de energía adecuada y segura. Después de funcionar sólo con mano de obra, bueyes, caballos, viento y agua durante los siglos anteriores, la humanidad sufrió un rogreso crucial al aprovechar el poder que daban los nuevos combustibles tales como el carbón (el cual fue uno de los princiales de esa época) en forma de vapor, al calentar el agua. Las máquinas de vapor o las máquinas de combustión externa, se convirtieron en la fuerza impulsora de la Revolución Industrial, literalmente poniendo las cosas en movimiento.
Daban movimiento a correas, cadenas, bombas, manivelas, levas, ruedas dentadas y árboles de motor (cualquier cosa que fuera necesaria ara poder hacer funcionar una máquina, en las fábricas, minas y vehículos).
Además de proporcionar una nueva fuente de energía para muchas industrias establecidas, las máquinas de vapor hicieron posible la rápida expansión de potentes industrias para que abastecieran ambiciosos proyectos de ingeniería relacionados con la producción de grandes componentes de hierro y acero.

El poder de la electricidad.

El poder del vapor proporciono la fuerza bruta de la Revolución Industrial, aunque el siglo XIX alcanzo a ver un acontecimiento que marcó un enorme cambio y que supone (aún abierto a discusión) uno de los desarrollos más importantes en la historia científica y tecnológica: La utilización de la electricidad.
Recibida con algo de escepticismo y hasta cierto temor al principio debido a su naturaleza aparentemente impredecible e intangible (más allá de la peligrosidad que puede suponer), la alecttricidad se convertiría a largo plazo en la fuente «limpia» de energía para uso industrial y doméstico, y continuaría hasta convertirse en parte escencial para el desarrollo de las infraestructuras en todo el mundo. Muy pronto se descubrió que la electricidad podía usarse en todo tipo de nuevos inventos que cambiarían las costumbres y la cultura del ser humano para siempre. Hacia fines del siglo existían inventos como el teléfono, el telégrafo, la radio, rayos X, étc. Las telecomunicaciones y comunicaciones también se vieron beneficiadas por las mejoras en el transporte. Vehículos de carretera a vapor locomotoras y barcos tuvieron un gran impacto durante gran parte del siglo XIX, pero a finales de éste, comenzaron a ser sustituidos por los nuevos vehículos eléctricos y los que funcionaban por motores de combustión interna. Los primeros motores de combustión interna utilizaban gas como carburante, pero pronto un destilado fraccionario del petróleo cruso supuso que la gasolina y el gas-oil fueran asequibles como carburantes más convenientes, y todo tio de vehículos empezaron a usar motores a gasolina o diesel adatados.

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