Historia De Roma: Lúculo y Pompeyo

Lucio Licino Lúculo

      Dibujo de un posible busto de Lucio Licino Lúculo (118ac – 56ac) el hombre en gran parte respondable de la victoria Romana sobre Ponto.

 

       Tras su muerte, Lucio Cornelio Sila dejó un legado muy controvertido del cual aún hoy en día no hay consenso sobre su balance final. Si bien desde Escipión el Africano, existían políticos y militares que actuaban en los márgenes de la legalidad, Sila fue el primero que desacató  abiertamente las ordenes del gobierno y se impuso únicamente con la fuerza de sus armas. Sentando un peligroso precedente en la cada vez más frágil república romana. También es cierto que sus persecución contra los populares y sus reformas legales otorgaron a Roma unas décadas de paz, pero al precio de que quitarle la flexibilidad necesaria para adaptarse a los tiempos que vendrían.

             La paz con Mitrídates VI del año 84ac, había sido sólo un acuerdo transitorio. Sila necesitaba sus ejércitos para resolver la caótica situación en Italia y al Rey de Ponto le servía cualquier oportunidad de obtener un respiro para obtener más recursos y reorganizarse. Mitrídates no perdió el tiempo, tejió importantes alianzas militares y organizó su ejército tomando lo mejor de las tácticas romanas. Para el año 75ac se habían renovado las hostilidades. Un antiguo lugarteniente de Sila, Lucio Licino Lúculo fue el comandante de las filas romanas.

             Lúculo demostró ser un militar talentoso y eficaz que supo hacerle la guerra a Ponto y a sus aliados con un ejército numéricamente inferior. Pero su condición de aristócrata lo hacía impopular ante sus tropas a las que sometía a una férrea disciplina. A su vez que su administración de las provincias orientales había afectado algunos importantes intereses económicos. Así tuvo que hacer frente a diversos motines de sus tropas, mientras en Roma los populares que volvían a ganar terreno tras la muerte de Sila le hacían un boicot, privándole de fondos y de más hombres.

           En el año 66ac, los populares logran remover a Lúculo de su cargo y poner en su lugar al otro lugarteniente de Sila, Cneo Pompeyo Magno. Pompeyo había militado toda su vida política en filas conservadoras a pesar de no provenir de la más alta alcurnia, sin embargo las nuevas circunstancias políticas lo acercaban cada vez más a los populares.

            Lúculo volvió a Roma sin gloria pero con fortuna, ya sin futuro político se dedicó a disfrutar de sus riquezas. Se interesó por las artes y la filosofía, daba espléndidos y lujosos banquetes por lo que es de suponer que a pesar de ya no ser relevante en materia política siguió teniendo una vida social muy activa hasta su muerte en el 56ac. Es famosa la anécdota que una noche que no tenía invitados, un esclavo le sirvió una cena modesta. Lúculo pidió comer algo más ostentoso a lo que su criado se defendió diciéndole que como comía solo, había supuesto que preferiría algo más sencillo. Entonces le respondió “¿No sabías que hoy Lúculo tenía a cenar a Lúculo?”       

           Mientras tanto en Asia, Pompeyo se dedicó a dar los últimos golpes de una guerra que pese a las dificultades, ya tenía ganada cuando la asumió. Mirtídates se suicidó sin esperanzas en el 63ac, sin embargo Pompeyo continuó dos años más en oriente fijando fronteras y distribuyendo coronas entre los reinos vasallos, aliados y rivales de Roma de por aquella parte del mediterráneo.

           A su regreso, fue condecorado con los más altos honores, pero su situación política era delicada. Se trataba de un conservador por convicción pero con puntos de contactos con los populares. Quizás unos veinte años antes, cuando estallaron las luchas entre Cneo Octavio y Cornelio Cinnaa, hubiera sido la figura de consenso ideal. Pero ahora que los conservadores tenían el poder asegurado, no iban a darle la menor oportunidad a los populares. Apenas terminaron los festejos por su victoria, el senado fue haciéndolo lentamente a un lado. Sin embargo se trataba una persona muy hábil y pronto tiempos más tormentosos llegarían a la república. Pompeyo estaba muy lejos de ser un cadáver político.

        Cneo Pompeyo Magno (106ac – 46ac) quien logró la victoria definitiva sobre Mitrídates. Luego de la guerra el senado intentó aislarlo políticamente, sin embargo sería protagonista de nuevos capítulos en la historia de Roma.

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