Historia De Roma: Libertadores Contra Césarianos

Marco Antonio

          Marco Antonio se hizo con el control de la situación política en Romana después de la muerte de César. Pero los tiempos era muy turbulentos como para que pudiera conservar el poder.

          Lejos de restablecer la república, el asesinato de César dejó un confuso panorama político que terminó por hacerla colapsar definitivamente. En el año de su muerte, para mantener ciertas formalidades republicanas, César se había hecho nombrar cónsul junto a su leal lugarteniente Marco Antonio. Coherentes con su ideología, los libertadores (nombres con que se llamaban los senadores conservadores involucrados en el asesinato de Julio César), tuvieron que aceptar la autoridad de Marco Antonio como cónsul. Pero en su testamento, el dictador dejaba como heredero a su sobrino nieto, Cayo Octavio Turino, un joven de diecinueve años de edad que apenas tenía experiencia política. Tras la adopción que implicaba el testamento, Octavio Turino, comenzó a llamarse Cayo Julio César Octaviano.

              Se llegó a un frágil acuerdo político, Marco Antonio permanecería como cónsul y el otro cónsul sería Publio Cornelio Dolabella una figura de consenso. Los libertadores no serían juzgados por el asesinato ya que habían actuado en beneficio de la sagrada república romana y César sería velado con los más grandes honores ya que a pesar de su tiranía, había sido un gran general romano.

            Marco Antonio fue el primero en romper el acuerdo de una manera muy sutil. En los funerales de César, dio un emotivo e incendiario discurso que causó el malestar de la multitud. La muchedumbre enfurecida comenzó a atacar a los libertadores quienes debieron huir de Roma por su propia seguridad. De esta forma se hizo con el control de la situación política.

             Pero en las propias calles romanas se estaba gestando la resistencia contra Antonio. Mientras este marchaba hacia Galia Cisalpina para enfrentarse a uno de los libertadores, Décimo Junio Bruto Albino, la conservadora clase senatorial, liderada por Cicerón, lo declara enemigo de la república. El senado envía a los dos cónsules a enfrentarlo y le otorgan a César Octaviano el grado de propetor ya que había conseguido alistar a varios de los ex combatientes de César bajo su mando y estaba dispuesto a pagar estas tropas de su propio bolsillo. Con esta maniobra, el senado pensaba dividir al bando cesariano en dos facciones que se enfrentaran entre ellos y fueran más fáciles de derrotar eventualmente.

          La coalición entre las fuerzas republicanas y las octavianas, se enfrentaron a las de Marco Antonio en Módena. Octavio resultó el gran triunfador, victorioso y con los dos cónsules caídos en combate, de regresó a Roma exige el cargo de cónsul como recompensa, pero el senado se lo niega debido a su juventud. Sin embargo, logra manejar sus recursos como para ser nombrado cónsul por elección popular.

            Ejerce entonces el consulado con poderes excepcionales ya que nunca es nombrado un segundo cónsul y establece tribunales especiales para juzgar a los asesinos de César, pasando por una ley de perdón que había aprobado el senado.

           Sin embargo la resistencia del senado es cada vez mayor y los libertadores exiliados comienzan a dirigirse hacia Roma con numerosos ejércitos. Conciente de ello, César Octaviano establece una alianza con sus antiguos rivales Marco Antonio y Marco Emilio Lépido, conocida como el segundo triunvirato.

 

 

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