Historia De Roma: Adriano Segunda Parte

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                 Antinoo, el amante griego de Adriano, fue tras su muerte una de las figuras más representadas de la antigüedad.

                La primera medida de Adriano como Emperador fue a mandar a ejecutar a cuatro influyentes políticos que podían disputarle el trono. El senado no consintió estás ejecuciones y la relación entre parlamento y Adriano quedaron tensadas para siempre. Sin embargo no quedan registros de conspiraciones senatoriales para destronarlo. Por lo que el vínculo entre senado y este Emperador podría entenderse como de coexistencia tensa, pero pacífica.

               En materia militar, Adriano significó un cambio radical en la política de Roma hacia sus vecinos. Se deshizo rápidamente de la mayoría de las provincias adquiridas por Trajano, que resultaban muy conflictivas y costosas de mantener. El imperio pasó de la ofensiva a la defensiva, en  Gran Bretaña, se construyó un extenso muro que dividía la isla en norte y sur por el punto más estrecho y se abandonó toda intención de completar el dominio de esta región. Esta política es considerada que fue positiva en el corto plazo, ya que Roma necesitaba un descanso y recuperarse tras años de intensas campañas militares. El comercio y la economía se reactivaron porque muchos recursos pudieron destinarse a otras áreas. Sin embargo, el mantenimiento de está política defensiva por sus sucesores  terminó por estancar a la economía, visto que Roma necesitaba cada vez más recursos materiales y mano de obra esclava para poder mantener un aparato productivo que rápidamente se le agotaba.

                   Adriano fue el primer Emperador que concibió el Imperio como una unidad y no como una basta extensión que estaba al servicio de Italia. Pasó la mayor parte de su gobierno viajando por todas las provincias, levantando monumentos, ciudades, templos e infraestructura. Su amor a la cultura helénica, lo llevó a realizar importantes obras de restauración en Atenas que se encontraba bastante olvidada y mermada desde que Roma se había consagrado como centro político, comercial y cultural del mediterráneo.

               En uno de sus viajes, conoció en la provincia de Bitinia (norte de la actual Turquía), entorno al año 121 ó 123 a un hermoso joven griego llamado Antinoo, que fue su compañero hasta que murió en el año 130 ahogado en las aguas del Nilo. Adriano quedó absolutamente dolido con esta muerte y deidificó a su favorito. Estatuas de Antinoo comenzaron a surgir por todo el Imperio, siendo una de las figuras más representadas de la antigüedad.

                   Desde el plano político, su viaje con mayores consecuencias fue cuando pasó por Jerusalén que no había sido restaurada desde que Tito sofocó la rebelión en el año 70. Rápidamente Adriano hizo un plan de urbanización en el cual Jerusalén adquiriría características de una ciudad griega. Intentaba de esta forma integrarlos a la cultura grecolatina. Los judíos indignados se rebelaron en un conflicto que duró desde el 132 hasta el 135. Finalmente Roma se terminó imponiendo, Jerusalén fue helenizada, los judíos fueron prohibidos de entrar en esta ciudad y el proceso de diáspora se acentuó aún más.

                  Rondado los sesenta años, Adriano comenzó a pensar en un sucesor. Su primera opción fue Lucio Ceiono Cómodo, quien muchos sospechan que era un hijo natural del Emperador. Pero éste murió a principios del año 136, por lo que Adriano se vio obligado a encontrar otro sucesor.  Finalmente lo encontró en la persona de Tito Aurelio Fulvio, uno de los políticos y senadores más prestigiosos de su época, que luego sería conocido como el Emperador Antonino Pío. La única condición que le impuso Adriano es que adoptara a su vez a Lucio Vero, el hijo de Lucio Ceiono Cómodo y a Marco Annio Catilio Severo, el hijo de una familia amiga del Emperador que con sólo 17 años, lo había sorprendido con su inteligencia y conocimientos de filosofía. Antes de morir, mandó a asesinar a sus parientes más cercanos para evitar que ninguno de ellos reclamara el trono para sí, también se supone que mandó envenenar a su esposa. Si bien muchos han visto en estas decisiones un acto de crueldad, también pueden interpretarse como sacrificios para que el gobierno quedara en buenas manos.

                Finalmente Adriano murió el 10 de junio del año 138, aislado en su residencia debido a una larga y dolorosa enfermedad consecuencia de su vejez. Lo sucedió Antonino Pío, sin mayores sobresaltos quien en los hechos, ya se estaba haciendo cargo del gobierno. Si bien se sabe que Adriano escribió diversas obras de prosa y poesía, entre las que se encontraba una autobiografía, lo único que ha llegado a nuestros días es un pequeño poema que escribió poco antes de morir.

 Animula vagula, blandu                                           Alma vagabunda cariñosa
hospes comesque corpor                                          huésped y compañera del cuerpo
quae nunc abibis in loca                                         ¿A dónde irás?
pallidula, rigida, nudula,                                        En lugares tristes, severos y desnudos
nec, ut soles, dabis iocos.                                       ya no me alegrarás como antes.

 Antonio Banderas, Memorias de Adriano

                     Está casi confirmado que Antonio Banderas interpretará a Adriano en la adaptación cinematográfica de la novela «Memorias de Adriano» de Marguerite Yourcenar.

2 comments

  1. Busco estudiante de último curso o licenciado en historia, filosofía, antropología o humanidades, para elaborar uno o dos tema e incluirlos en un libro texto para segundo de la ESO. El libro se traducirá al inglés para su publicación.

    Interesados, enviarme un e-mail. Muchas gracias. [email protected]

  2. Excelente »»¡¡¡¡

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