Educación: unas pautas historicas

Día de la educación

El termino “educación” deriva del latín “educatio”, palabra compuesta de la preposición “e” y de la raíz “duc” de “ducere”, o sea “llevar”: educación indica así un proceso a través del cual un guía hace progresar quien le ha sido encargado.

Los griegos, verdaderos maestros de la educación occidental de los que también los latinos dependen, en cambio, ocupaban por este fenómeno otra palabra: “paideia”. La “paideia”, destinada a criar el bueno ciudadano, tenia su fulcro en los gimnasios; aunque una fuerte importancia educacional fuese asignada también al conocimientos de las divinidades, de los templos, de las festividades, de las manifestaciones deportivas y, sobre todo, de las representaciones teatrales, verdadero momento en los que la “polis” unida debatía sus problemas. Es exactamente esta idea de educación que ha sido heredada por la Iglesia, por ejemplo en el carácter educacional de los bajorrelieves o de los frescos que adornaban tanto las catedrales,  como las pequeñas iglesias (la “Biblia pauperum” para los analfabetas).

Sin embargo, a partir del año 1100 d.C. a la Iglesia se arriman instituciones educacionales laicas, es decir las Universidades (Bolonia y París son las más antiguas) que constituyen un elemento de continuidad, nunca interrumpido, en la tradición educacional occidental.

Finalmente esta función de guía, socialmente entendida, ha sido asumida por los modernos estados que han hecho de ella en uno de los terrenos de intervención más importantes. Al mismo tiempo se ha desarrollado el concepto de educación como derecho del ciudadano y, más bien, de cualquier individuo. Así en sociedades complejas y articuladas como son las modernas la educación se convierte, a menudo, en un tema de duro debate entre las diferentes orientaciones ideológicas: no solamente se enfrentan diferentes escuelas pedagógicas (memorismo/creatividad, autoritarismo/libertarismo), sino que también  diferentes son las posiciones entre quienes ponen en relieve la importancia en los procesos educacionales de la familia y quienes privilegian un centralismo estatal.

Una cosa queda clara, a pesar de las diferencias, la educación griega, la cristiana y la moderna educación estatal han perseguidos y persiguen el mismo objetivo: mejorar el individuo para mejorar la sociedad. Es decir que es indisoluble el vínculo entre educación y humanismo.

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