Hablemos más de Rusia: Su revolución

Después de hacer un recorrido por la historia de la literatura rusa, dan ganas de conocer mucho más de éste enorme país, potencia económica por mucho tiempo, con un sistema comunista con sus pros y contras, un país plenamente distinto a los que la mayor parte de los hispano hablantes estamos acostumbrados. Tan interesante es su historia en todos los sentidos, así que a continuación abarcamos lo relacionado al inicio de su revolución.

Último zar de rusia, Nicolas II no pudo evitar al pueblo iniciar la revolución, lo cual a la postre lo llevo a ser derrocado

El derrumbamiento del caduco sistema zarista y las diferencias insostenibles entre una mayoritaria población de campesinos y una poderosa clase terrateniente constituyeron el campo de cultivo propicio para el estallido de la revolución que habría de transformar profundamente la estructura política y social de Rusia y cuyo impulso inicial no tardaría en desbordar el ámbito nacional y extenderse a otros países del mundo.
Se conoce como revolución rusa el proceso histórico por el que se derrocó en Rusia al gobierno imperial para sustituirse primero por un sistema dcmocrático-liberal y después por un gobierno comunista. Hasta febrero de 1918, las fechas se contaban en Rusia según el calendario juliano, que llevaba un retraso de trece días con respecto al gregoriano, vigente en los demás países europeos. Ésto explica que la «revolución de octubre» se llevara a cabo en noviembre, según el calendario gregoriano.

El precedente de 1905.

La crisis que venía arrastrando el estado ruso desde el siglo XIX, causada por su inadecuación al mundo moderno, estalló violentamente tras la derrota de los ejércitos imperiales ante los japoneses en el lejano oriente, con ocasión de la guerra ruso-japonesa (1904-1905) que puso en evidencia el retraso y la impotencia en que estaba sumido el inmenso país. El 22 de enero (9 de enero según el calendario juliano) de 1905 una gran manifestación pacífica, que se reunió en San Pctersburgo con objeto de pedir reformas al zar, fue disuelta a tiros por las tropas, produciéndose más de un millar de muertos. La indignación fue grande en toda Rusia. Las huelgas y violencias se propagaron a los núcleos industriales y sacudieron a las naciones sometidas al imperio, como Georgia, Polonia y Finlandia. Por primera vez, sectores minoritarios del ejército se rebelaron contra el poder del zar, como los marineros del acorazado «Potemkín», surto en las aguas de Odessa, ciudad que también cayó en manos de los revolucionarios.
Aunque finalmente la situación pudo ser dominada, el poder del zar se había tambaleado por primera vez. Los obreros aprendieron a organizarse, desde entonces, en soviets o consejos obreros, y los revolucionarios ganaron terreno en la clandestinidad, mientras consideraban lo ocurrido como un ensayo general, fracasado por la falta de coordinación, de la revolución definitiva.
Nicolás II prometió, el 30 (17) de octubre, una reforma en las instituciones políticas y la creación de una Duma o asamblea. Pero tan pronto se restableció la calma en el país, dio marcha atrás a los proyectos reformistas y disolvió la primera Duma, impidiendo la evolución del sistema político hacia una monarquía liberal. Ello enajenó al zar el apoyo, no sólo del pueblo, sino también de la burguesía.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *